RETRASO DEL LENGUAJE Y/O DEL HABLA

 

RETRASO DEL LENGUAJE

Las primeras palabras en un niño suelen aparecer entorno  a los 12 y los 18 meses de edad.

Entendemos el retraso del lenguaje como una aparición tardía o un desarrollo con cierto retraso del lenguaje en comparación a otros niños de su misma edad cronológica, que puede afectar a la fonología, la sintaxis, la semántica y la pragmática.

Normalmente los niños con retraso del lenguaje dicen sus primeras palabras a edades más avanzadas, pasados los 18 meses de edad. La dimensión más afectada en estos casos suele ser la de expresión (la fonología), y en menor medida la comprensión.

Para clasificar la aparición tardía de lenguaje o problemas en su desarrollo como retraso del lenguaje se deben excluir otras posibles causas, como por ejemplo un trastorno generalizado del desarrollo, dificultades auditivas o trastornos neurológicos.

Cuando tenemos un niño con problemas de lenguaje debemos diferenciar entre el niño que tiene problemas para expresarse y articular el lenguaje pero con los otros aspectos del lenguaje preservados y un niño con dificultades globales de lenguaje y comunicación. En el primer caso, cuando el problema de lenguaje está centrado en la articulación hablamos de retraso del habla. En el segundo caso, cuando el niño presenta dificultades generales en la comunicación se habla de retraso del lenguaje.

Normalmente los niños con retraso de habla o lenguaje pueden pronunciar sonidos aislados pero tienen dificultades para producir conjuntos de palabras o frases cortas.

A nivel evolutivo, la evolución de lenguaje sin dificultades sigue las siguientes pautas:

  • Entre los 12 y los 18 meses: Aparecen las primeras emisiones de 1 núcleo.
  • Entre los 18 y los 24 meses: Aparecen las primeras combinaciones de palabras con 2 núcleos.
  • Entre los 24 y los 30 meses: Aparecen producciones de 3 núcleos.
  • A partir de los 30 meses: Los niños ya producen frases que siguen la estructura sujeto, verbo y complemento.

En el caso de los niños con dificultades estas etapas no se siguen y aparecen de forma más tardía en la curva evolutiva.

Es importante recalcar, pero, que los niños con retrasos del lenguaje tienen preservada la intencionalidad del lenguaje, la socialización y las habilidades comunicativas, llegando a ser excelentes en algunos casos.

Algunos de los indicadores más claros que pueden indiciar un retraso del habla o del lenguaje son:

  • Poco balbuceo durante los primeros meses de edad.
  • Las primeras palabras aparecen pasados el intervalo de 8-12 meses, alrededor de los 2 años.
  • Si entre los 6 y 8 meses el bebé no hace juegos vocálicos o las respuestas a sonidos del ambiente o la voz no terminan de ser claros.
  • Alrededor de los 3 años y medio, el habla del niño no es entendida por personas que no forman parte del núcleo más cercano.

Algunos de los errores más comunes en los niños con retrasos del lenguaje son:

  • Omisiones de fonemas o de sílabas, sobretodo en posición inicial y final de palabra.
  • Substitución de fonemas o sílabas en palabras.
  • Nivel de vocabulario pobre y dificultad para adquirir nuevas palabras.
  • Lagunas en la comprensión.
  • Dificultades de expresión.

Tabla de signos de alerta de dificultades de lenguaje:

Etapa pre lingüística (0-12 meses)

12-24 meses

  • Succión deficitaria, atragantamiento con líquidos (entre 1-2 semanas).
  • Llanto débil (3-4 meses).
  • No sonríe ante caras o voces familiares (3 meses).
  • No imita o produce sonidos (4 meses).
  • No responde o no se orienta hacia los sonidos o a la voz humana (5 meses).
  • Ausencia de sonidos (5-9 meses).
  • No balbucea (8 meses).
  • No utiliza gestos como “adiós” o “palmitas” (12 meses).
  • Hay poco balbuceo y poca variación de sonidos.
  • Cuando no hay apoyo gestual no hay respuesta a los nombres familiares.
  • No usa gestos para saludar o decir adiós.
  • Ni señala para mostrar o pedir.
  • No responde a su nombre.
  • Prefiere utilizar gestos en lugar de palabras o vocalizaciones.
  • Con 2 años no utilizan expresiones de 2 palabras.

2-3 años

3-4 años

  • Ausencia de palabras simples.
  • Habla ininteligible.
  • No combina dos palabras.
  • Repite lo que se le dice (lenguaje ecolálico).
  • Hay una falta de interacción con los demás.
  • Juego restringido o repetitivo.
  • Dificultades para controlar el babeo.
  • Dificultades de masticación.
  • Cierta frustración en situaciones comunicativas.
  • Habla ininteligible fuera de su núcleo familiar o más cercano.
  • No imita sílabas.
  • Tiene dificultades para emitir frases de dos elementos e incapacidad para usar tres.
  • Falta de adjetivos y pronombres.
  • Incapacidad para expresar lo que está haciendo.
  • No pronuncia la sílaba o la letra final de las palabras.

4-5 años

5-6 años

  • El niño no puede pronunciar bien la mayoría de los sonidos del lenguaje.
  • Hace frases de tres palabras o menos.
  • Omite nexos, pronombres, artículos o verbos en las frases que hace.
  • Tiene un vocabulario reducido y suele utilizar términos como “este”.
  • No responde al ¿qué? O al ¿dónde? Cuando se pregunta por historias familiares.
  • Tiene dificultades para narrar sucesos que le han ocurrido.
  • Persisten las dificultades de articulación.
  • Hace errores en la estructura de las frases.
  • Presenta dificultad en tareas de atención sostenida, como por ejemplo en escuchar un cuento.
  • Dificultad para responder al “qué”, “cuando”, “dónde”, “quién” y “por qué”.

Para tratar a un niño con dificultades de lenguaje es muy importante hacerlo en equipo multidisciplinar, con especial importancia a la generalización de los aprendizajes. En este equipo multidisciplinar es importante la figura del logopeda para estimular el lenguaje y mejorar su producción, el psicopedagogo, los maestros del jardín de infancia o escuela donde va el niño, y la familia.

En las sesiones de logopedia se dedica parte de la sesión a mejorar la fuerza y tensión de los órganos buco-fonadores implicados en el habla, que pueden presentar cierta hipotonía en estos niños, a la discriminación auditiva de sonidos para posteriormente su articulación correcta y finalmente a la estimulación activa del lenguaje.

En el tratamiento de los niños con dificultades de lenguaje es muy importante la colaboración activa de la familia, los profesionales deben enseñarles las correctas pautas de estimulación en casa y asegurarse de la realización correcta de estas, ya que en su entorno natural es donde el niño va a realizar gran parte de sus aprendizajes, y la generalización de los aspectos trabajados en la terapia.

Una muy buena actividad que pueden realizar los padres o el núcleo cercano al niño para fomentar el lenguaje es la narración o lectura conjunta de cuentos, asegurando una correcta comprensión, de manera lenta e interactuando con el niño.

Es muy importante detectar y trabajar las dificultades de lenguaje de forma precoz para así evitar problemas posteriores, ya que sobretodo están muy relacionados con dificultades de aprendizajes posteriores y de lecto-escritura. 

Àgata Lorenzo Cordero

Logopeda, n.col 46883