El apego
“Ni contigo, ni sin ti”: el apego inseguro-ambivalente
El apego se inicia en la infancia, una etapa muy importante y con gran repercusión en la vida adulta. Tanto que muchos de los problemas que un adulto puede tener en sus relaciones, sean estas de pareja o amistad, tienen su origen en esta etapa. ¿Reconocemos esas relaciones de “ni contigo, ni sin ti”? Si es así, estamos encubriendo un tipo de apego: el apego inseguro-ambivalente.
Este tipo de apego lo descubrimos en relaciones de pareja tóxica, como la dependencia emocional, en las que están presentes una serie de conductas que afectan a las relaciones y, también, al bienestar de las personas. Identificarlo y darnos cuenta de dónde proviene nos ayudará a reconducirlo para así disfrutar de relaciones más saludables.
La investigación de Mary Ainsworth
Mary Ainsworth descubrió los tres tipos de apego existentes (seguro, ansioso-evitativo e inseguro-ambivalente) gracias a una investigación en la que participaron un grupo de madres y sus bebés. El estudio tuvo lugar en un entorno desconocido y se realizaron algunos ejercicios sobre situaciones diversas como, por ejemplo, que la madre dejase a su bebé solo en una habitación extraña.
Aisnworth descubrió que los bebés que tenían una relación en la que predominaba un estilo de apego inseguro-ambivalente intentaban aferrarse a su madre y que esta no se alejase de ellos. Si con muchos esfuerzos lo conseguía, se enfadaban mucho, pataleaban, gritaban y lloraban de una manera desconsolada.
¿Qué ocurría cuando la madre volvía? Los niños buscaban de nuevo el contacto con ella, pero una parte de ellos arqueaba un poco la espalda como para mantener una determinada distancia. Es decir, estaban decepcionados y, sobre todo, desconfiaban y actuaban con el temor de que su madre volvería a abandonarlos. De hecho, tras la situación experimentada se resistían mucho a ser calmados.
La investigación arrojó luz sobre esas situaciones en la que una figura de apego, usualmente los padres, puede abandonar a la familia, pero después regresa al hogar. También, sobre los casos en los que el niño crece en un entorno donde los padres se alejan y retoman la relación repetidas veces. En algunos casos y si la separación no se hace bien (con ansiedad por parte de los padres), esto provoca una inseguridad y un miedo al abandono que son las causas de los comportamientos que describíamos antes.
El apego inseguro-ambivalente y la pareja
¿Nos suena el deseo de estar continuamente con nuestra pareja? “Ojalá trabajases en casa”, “me encuentro tan feliz cuando estás a mi lado”, “¡qué pena que tengas que irte a esa reunión!”. Estas y otras frases puede que las hayamos entonado sin pararnos a pensar en ellas. Para las personas con un apego inseguro-ambivalente tienen un significado mucho más profundo, real y extremo.
Una persona con apego inseguro-ambivalente en su vida adulta desea que su pareja esté siempre con ella. Pero esto lo lleva hasta tal extremo que si su pareja queda con sus amigos ella querrá estar ahí. Se convierten así en la típica pareja que lo hace todo juntos, como si fueran un pack. Pero, ¿qué sucede cuando no queda otra que hacer cosas por separado?
Por ejemplo, imaginemos que la persona que sufre apego inseguro-ambivalente está muy feliz porque es el cumpleaños de su madre y va a celebrarlo. Su pareja la llama para decirle que tiene una reunión importante, que el jefe está insoportable y que tiene que quedarse hasta tarde. No puede hacer nada y así se lo hace entender. Sin embargo, la reacción es inesperada.
La persona con este tipo de apego siente lo mismo que en su infancia. Un terrible abandono, la desconfianza de que su pareja no quiere pasar tiempo con ella y que, quizás, ya no la quiere tanto como antes. Todo esto son suposiciones que, desde nuestro punto de vista, son irracionales. No obstante, para esta persona son muy probables.
Quizás sus lloros, sus quejas, acompañándolas de la sentencia de que “ya no la quiere como antes” consigan que su pareja ponga una excusa para no asistir a la reunión. Sin embargo, aunque lo haga la persona con este apego se mostrará disgustada y enfadada: intentará que el otro se sienta culpable para asegurarse de que no vuelva a pasar. Rechazándolo y castigándolo, pero al mismo tiempo aferrándose a su presencia. Una contradicción presente desde la infancia.
La inseguridad en las relaciones, el miedo al abandono y a la soledad, la dependencia emocional, encadenar unas relaciones con otras, el sufrimiento en el momento de amar son algunos ejemplos de las consecuencias que puede tener para una persona el hecho de haber desarrollado un estilo de apego inseguro-ambivalente.
A veces, puede creer que se encuentra a personas que no la merecen. Sin embargo, no se da cuenta de que está repitiendo patrones de comportamiento que generan que una y otra vez sus relaciones terminen de la misma forma. Además, cuando esto sucede se confirma la creencia que tanto tiempo lleva arrastrando: la de que todo el mundo quiere abandonarla.
Raquel Lemos Rodríguez 26, Julio 2017 en "La Mente es Maravillosa".